30.000 almas bailando bajo el hechizo del Halloween Takeover
- Wen Posada
- hace 4 días
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Actualizado: hace 4 horas

Bajo un rosado atardecer y el viento del Mediterráneo colándose entre luces estroboscópicas, más de 30.000 almas se reunieron el pasado sábado en el Parc del Fòrum para lo que ya se considera el ritual electrónico más ambicioso del año: Halloween Takeover. Una colaboración inédita entre elrow, Brunch Electronik y Loud-Contact que convirtió la ciudad en un aquelarre de techno, disfraces y energía desbordante.

La unión de estas tres marcas tan distintas en su ADN ya sugería algo irrepetible: elrow trajo su universo escenográfico de carnaval fúnebre, Brunch Electronik aportó su sensibilidad urbana y su energía comunitaria , y Loud-Contact puso sobre la mesa su veteranía en producciones underground.
El recinto se dividió en cuatro escenarios, representando mundos paralelos: el universo terrorífico de Horroween (elrow), las atmósferas melódicas y coloristas del espacio Brunch, la crudeza industrial de Industry City (con contenedores reales trasladados desde el desierto de Monegros) y la potencia técnica del escenario Loud-Contact.
Pero lo que realmente deslumbró fueron los detalles: la enorme pantalla del Brunch, donde los visuales terroríficos se mezclaban con el ritmo de los beats, creando un viaje hipnótico imposible de apartar la vista; y la gran carpa de elrow, una catedral del exceso, con un stage monumental, performers increíbles, lluvia de confeti y criaturas salidas de una pesadilla circense. Cada rincón del Fòrum se sentía como una dimensión distinta.

Fueron doce horas de música ininterrumpida, con más de 34 artistas nacionales e internacionales. Entre los más esperados: Andrés Campo, Fatima Hajji, Miss Monique, Luciano y Maceo Plex. Para los cierres, momentos memorables: Marco Faraone en elrow, Mathame en Brunch, Nico Moreno destrozando el escenario industrial y el b2b de Adiel & Quest en Loud-Contact, un viaje oscuro y exquisitamente técnico.
Una asistente lo resumió a la perfección:

El festival no solo celebró el hedonismo, sino también una forma consciente de disfrutarlo. Con un 80 % de público local, Halloween Takeover demostró que Barcelona no solo acoge eventos internacionales: los crea. Se respiraba pertenencia. Además, la organización reforzó su compromiso con una experiencia sostenible: vasos reutilizables, gestión de residuos, espacios seguros y accesibles.

Halloween Takeover no fue solo un festival: fue una declaración de intenciones, una muestra de lo que la escena electrónica barcelonesa es capaz de conjurar cuando tres gigantes se alinean.
Una noche de disfraces, bajos imposibles y comunión colectiva.Un aquelarre que —si hay justicia rítmica— debería repetirse.










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